La cirrosis es una enfermedad del hígado,
normalmente ocasionada por el alcoholismo o una hepatitis viral. Asociada a
lesiones irreversibles como una fibrosis mutante del hígado que desorganiza la
arquitectura normal, o unos nódulos de regeneración. La cirrosis es
la consecuencia de agresiones prolongadas de células del hígado ocasionadas por
el alcohol, un virus, o medicamentos, enfermedades.
¿Cuál son las
causas de la cirrosis?
La cirrosis no es contagiosa, no se transmite
de una persona a otra. Su origen hay que buscarlo más bien en otros factores:
- Consumo de
alcohol. Es la causa más frecuente. Cerca de un tercio de las personas muy
bebedoras, acaban presentando cirrosis. El resto puede sufrir otras formas
de enfermedad hepática.
- Hepatitis vírica
crónica (inflamación del hígado): la hepatitis (normalmente de
los tipos B, C y D) es la segunda causa más común de cirrosis.
- La enfermedad de
Wilson, que produce acumulación de cobre en el hígado, cerebro, riñones y
ojos.
- La fibrosis
quística, que provoca la acumulación de secreciones mucosas en los
pulmones, hígado, páncreas e intestinos.
- La
hemocromatosis, causante de acumulación de hierro en el hígado y otros
órganos.
- El bloqueo o
inflamación de los conductos biliares (la
llamada cirrosis biliar).
- La insuficiencia cardíaca congestiva.
-
Los trastornos de almacenamiento del glucógeno, que impiden
la debida utilización de los azúcares por el hígado.
- Las infecciones
parasitarias.
- La reacción
anómala a los medicamentos recetados, toxinas medioambientales y abuso de
inhalaciones (exposición a sustancias tóxicas por vía nasal).
¿Cuáles son
los síntomas de la cirrosis?
La mayoría de las personas
con cirrosis hepática no presentan síntomas en las etapas tempranas
de la enfermedad, ya que pequeñas cantidades de cicatrices en el hígado no
afectan significativamente la función hepática. Cuando los síntomas de
la cirrosis se presentan, pueden incluir:
·
Fatiga
·
Falta de apetito
·
Debilidad
·
Pérdida de peso
·
Náuseas por alimentos grasos.
·
Estreñimiento y diarrea.
·
Desarrollo excesivo de gases.
·
Decaimiento general.
·
Se va perdiendo peso.
·
Hay prominencia de huesos.
·
Edemas en las piernas.
·
Hinchazón del vientre.
·
Temblores en dedos y lengua.
·
El hígado se deforma.
·
Crecimiento del bazo.
·
Hay pruritos y hemorragias.
·
Insuficiencia cardíaca y renal.
·
Aparece en la ictericia.
·
Fácil de contraer otro males.
·
Grave y lento trastorno en el hígado.
Si la causa subyacente de la cirrosis del
hígado, tal como el alcoholismo, no se trata, la enfermedad puede avanzar y
causar daños más graves en el tejido hepático. Esto puede resultar en síntomas tales como:
·
Fácil aparición de moretones
·
Comezón
·
Hemorragias nasales
·
Las pequeñas rojas similares a una araña
vasos sanguíneos bajo la piel
·
La cirrosis hepática es una
enfermedad grave que puede llevar a complicaciones potencialmente mortales,
tales como insuficiencia hepática, varices esofágicas y hemorragia. Busque
atención médica inmediata si usted tiene alguno de estos síntomas:
·
Acumulación de líquido e hinchazón en el
abdomen (ascitis)
·
Sangrado, tales como vómitos de
sangre o sangrado rectal pesada
·
Cambio en el nivel de conciencia o estado de
alerta, como desmayos o falta de respuesta
·
Cambio en el cambio mental, comportamiento o
estado de repente, como confusión, delirio, somnolencia, alucinaciones
y delirios
·
Edema (hinchazón) en las piernas
·
Coloración amarillenta de la piel y la
esclerótica de los ojos (ictericia)
·
Temblores musculares o inestabilidad
·
Pobre funcionamiento cognitivo, debido a la
incapacidad del hígado para filtrar las toxinas y la acumulación de productos
de desecho en la sangre y el cerebro
·
Intensa falta de aliento o dificultad
para respirar.
Tratamiento de
la cirrosis
El tratamiento debe empezar por el cambio de
hábitos, como la eliminación del consumo de alcohol, la reducción de sal en la
dieta o una buena alimentación. Dependiendo de las complicaciones,
el tratamiento deberá adaptarse, como el uso de diuréticos y la
restricción de agua y sal en los casos de ascitis, antibióticos en el caso de
las infecciones, hemoderivados o vitamina K cuando se presente una coagulo
Patía, luctuosa para la encefalopatía hepática, betabloqueantes o nitrato
para la hipertensión portal o endoscopia digestiva alta en el caso de las
varices esofágicas sangrantes.
El
trasplante de hígado será necesario cuando
el tratamiento se muestre insuficiente para hacer frente a las
complicaciones, como por ejemplo cuando la cirrosis progresa a
enfermedad hepática terminal.
Sin duda alguna, la cirrosis es una enfermedad
que no se puede curar pero sí tratar para evitar que sea lo más leve posible.
Lo ideal siempre es mantener una vida saludable para evitar los problemas de
salud graves.
Remedios
Naturales para la cirrosis
El Aloe Vera (Sábila), es un remedio extraordinario para ayudar al
hígado a realzar sus funciones y además tiene propiedades regenerativas
celulares, lo que puede ayudar al hígado afectado notablemente. El aloe se
puede tomar en jugo, lo recomendable es que sea fresco, incluso si se puede
conseguir la planta y sacar su pulpa para molerla en jugo, sería ideal tónico
hepático.
La semilla de apio (Apium graveolens): médicos ayurvédicos tratan enfermedades
hepáticas con semillas de apio. Las investigaciones recientes sugieren que
las propiedades de las semillas de apio pueden revertir el daño causado por la
ingestión excesiva de acetaminofén, aspirina.
La cúrcuma (longa Cúrcuma): Los
beneficios de la cúrcuma para la salud son numerosos, pero ahora los
estudios en animales proporcionan evidencia preliminar que sugiere que la
cúrcuma limpia las toxinas del cuerpo, evitando daños en el hígado.
Fitoterapia para sanar el hígado: existen muchas hierbas que podemos utilizar
para ayudar al hígado a recobrar su salud. La hierba llamada Gobernadora es muy
útil en México para equilibrar las funciones hepáticas y ayudar a l hígado a
recobrar su fuerza. El romero y la menta son hierbas que ayudan al hígado, asi
como el Cardo
Mariano (Silybum Marianum) y la
alcachofera, hierbas que ayudan a facilitar la función de drenaje del hígado.
En el caso del Cardo Mariano, que es un buen depurativo hepático, hay que
consultar con un médico en caso de ser hipertensos o consumir antidepresivos.
El cardo mariano (Silybum mariana): La leche de cardo tiene propiedades
reconstituyentes legendarios. La evidencia que se remonta a la época
griega y romana indica el uso de la leche de cardo en
el tratamiento de enfermedades hepáticas. La Agencia de EE.UU.
para la Investigación y Calidad (AHRQ) investigó el cardo mariano y descubrió
que su mejor efecto se produce en las primeras etapas de la cirrosis.
Limón: el
jugo de un limón disuelto en medio vaso de agua tibia, y tomado en ayunas, es un remedio muy antiguo y realmente
eficaz para reforzar las funciones del hígado y ayudarle a regenerar
células deterioradas.
Semillas de papaya:
estas
semillas de color negro han demostrado ser muy beneficiosas como remedio casero
para el tratamiento natural de
la cirrosis hepática, causada por el alcoholismo y la
desnutrición, debiendo consumirse una cuchara del jugo obtenido al triturarlas
y combinarlas con 15 gotas de jugo de limón. Consumir la preparación una o dos
veces al día durante un mes, como tratamiento natural en las etapas
tempranas de la enfermedad.
Eclipsa: Esta hierba es
botánicamente conocida como “Eclipsa alba” y posee la capacidad de actuar
contundentemente sobre la cirrosis en el hígado como un
excelente remedio natural, para lo cual se debe tomar el jugo de la planta en
dosis de una cucharadita, tres veces al día y para potenciar su efecto sumar
una cucharadita de miel.
Rábano Tienes que mezclar el
tallo de rábano con azúcar y hojas, y después beber esa mezcla, todas las
mañanas en ayunas, este es uno de los remedios más efectivos
Ficus religiosa Para
proteger nuestro hígado es recomendable lavar 2 o 3 hojas de esta planta, luego
ablandar con azúcar y ponerle unos 250 ml de agua, después cuela esto, y
bébelo 2 veces al día, otra de las posibilidades es comer 2 naranjas
durante 6 días en ayunas.
Espirulina: Aunque
no es exactamente una hierba, la espirulina es un alga azul-verde que crece en
lagos de agua dulce. Usado durante siglos por los pueblos indígenas, los
efectos de la espirulina incluyen la eliminación de las toxinas del cuerpo y
proporciona los aminoácidos y oligoelementos para apoyar la curación. Si
la idea de comer algas te molesta, relájese – la espirulina se vende en forma
de cápsulas o pastillas en la mayoría de las tiendas de alimentos saludables.
Uvas (Ayunas): Hacer
una cura de uvas negras, consumir uvas y solamente uvas, empezar el primer día
con 3 kilos, por una semana, aumentar a 4 kilos la segunda semana, y a 5 kilos
por día en la tercera semana. Terminar la cura de uvas con una sopa de verduras
(apio, berros, nabo, rabanitos, zanahoria), por dos días para que el estómago
vuelva a aceptar otras comidas.
Medidas
preventivas
Los adultos que siguen una dieta nutritiva y limitan su
consumo de alcohol previenen la destrucción de células sanas en el hígado. A
continuación figuran otras medidas de utilidad para la prevención de
la cirrosis hepática:
- No mezclar nunca
medicamentos, especialmente los de venta libre, con el alcohol.
-
Seguir al pie de la letra las indicaciones de uso de los
productos químicos: asegurarse de que están en lugares bien ventilados, no
mezclar sustancias químicas, evitar la inhalación y el contacto de
productos químicos con la piel, lavar rápidamente cualquier zona que haya
sufrido una exposición accidental y utilizar ropa de protección.
-
Evitar el abuso de inhalantes de todo tipo.
-
Evitar el uso de drogas intravenosas, posibles vehículos de
contagio de las variedades de hepatitis B, C, y D.
Convivencia
con la cirrosis
Los enfermos de cirrosis pueden convivir muchos
años con la enfermedad. Incluso cuando surgen complicaciones,
existe tratamiento. Muchos de estos enfermos han sobrevivido con el
trasplante de hígado y continúan haciendo vida normal. Los enfermos
de cirrosis deben abstenerse de beber alcohol. Se cree que la mala
alimentación, particularmente si está asociada al alcohol o al abuso de drogas,
tiene mucho que ver con la aparición de la cirrosis, aunque continúa la
investigación al respecto. Entre tanto se recomienda una dieta sana y
equilibrada.
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